Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 25 de noviembre de 2012

En Tierra de Monos


Este fin de semana, me decidí a cambiar un poco el ambiente compartiendo una anécdota relacionada al mundo animal. En Marzo del 2007, viajé a España con mis padres dispuesto a pasar unas buenas vacaciones. Cuando me gradué de la universidad, mi radio operativo cambió radicalmente. Mis fines de semana siempre tenía obligaciones laborales o si no, pasaba tiempo visitando a mi abuelo en una casa de reposo en Kingston. El cuartel general durante la misión en La Madre Patria se encontraba en el precioso pueblo vacacional de Islantilla, cerca de la frontera con Portugal.

La Roca vista desde la pista de la fuerza aérea

Uno de los viajes más largos que hicimos fue a Gibraltar, un tramo de 4 horas en coche. ¿Por qué Gibraltar? Sinceramente, mi padre y yo queríamos ver los monos de Berbería – ojo, no se confundan con los monos de Burberry, esos que se visten de forma elegante. De hecho, la historia de este pequeño pueblo británico, cubriendo 6.8 kilómetros cuadrados, es larga e interesante. Las formaciones naturales gigantescas de roca – las cuales se pueden ver a una larga y tremenda distancia  – únicamente divididas por el mar Mediterráneo, se conocían en la antigüedad como las Columnas de Hércules.

Los ingleses capturaron Gibraltar en 1704 durante la Guerra de Sucesión Española – una guerra entre poderes europeos sobre la unión de los reinos de Francia y España bajo un sólo rey Borbón. Sirvió de puerto estratégico de la Marina Real durante varios siglos. El pueblo ahora de 30,000 habitantes demuestra un aire muy distinto al de La Línea, en el lado español de la frontera. Puede estar entre los únicos puntos fronterizos controlados dentro de la Unión Europea. Este pequeño pedazo al sur de Andalusía, sigue siendo un asunto sensible entre los gobiernos español e inglés. Este viaje fue mi primer oportunidad de pisar tierra británica. Al cruzar el control de frontera, uno debe tener cuidado porque se debe atravesar una pista de las Fuerzas Aéreas Reales antes de entrar al pueblo.

Fue muy curioso notar que un lugar tan diminuto permanece tan bien armando. El pueblo parece una imagen de una Inglaterra tropical o sahariana, lo cual no deja lugar a duda con respecto de la lealtad a Su Majestad La Reina. Pasamos rápidamente por el pueblo buscando cómo subirnos a la roca para ver nuestros monos – no disponíamos de mucho tiempo. La importancia de estas gloriosas criaturas en cuanto a la soberanía de su pueblo es clave. Existe una leyenda que en cuanto existan monos de Berbería en Gibraltar, el territorio permanecerá bajo el mando de la Corona. En 1942, el número bajó tanto, que el Primer Ministro Winston Churchill mandó traer más monos de Marruecos y Argelia pensando en esa leyenda popular.

Un mono defendiendo el Imperio

Después de varios obstáculos tales como fuertes ventarrones y tours organizados sumamente caros, decidimos subir a pié a partir del nivel del mar hasta unos 200 metros para ver donde guardaban los monos. Lo que me sorprendió al llegar fue que los monos vivían totalmente libres. Ninguna jaula. Uno de ellos se dio cuenta que mi padre llevaba una bolsa plástica y sigilosamente se la quitó, dejándonos sin reservas de agua para beber. Ésta fue la primera vez que fui asaltado por monos. Después de habernos hecho nuevos amigos, decidimos bajar al pueblo para volver a Islantilla. En cuanto llegamos al centro de Gibraltar, vi un mono comiendo un pastel de chocolate sentado en la copa de un árbol. Supongo que no era necesario subir a la roca después de todo.

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