Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 4 de noviembre de 2012

La Nariz Azul de Don Lunenburg


El pueblo de Lunenburg, Nueva Escocia ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tal como lo he hecho yo, con esta tasa de café hoy por la mañana. Este asentamiento en la costa del Atlántico no es “cualquier otro puerto.” Su historia empieza en la era colonial cuando los protestantes decidieron establecerse allí, sobreviviendo durante varias olas de ataques católicos en manos de la confederación Wabanaki, la guerra de independencia de los yanquis y la guerra de 1812. Lo interesante es la diversidad que ya existía en esa región desde el inicio de este país, tal como lo sabemos ingleses, franceses y autóctonos que decidieron izar la bandera blanca, preparando un ambiente para recibir nuevas culturas. El remedio para cualquier argumento es de poner un espacio que dure unos doscientos años y después seguramente encontraremos paz. 

El centro financiero de Lunenburg

En este viaje de familia en el año 2005, fuimos a Lunenburg. Mi padre era el único que sabía lo que buscaba en cuanto a este lugar. Después de todo, era idea de él visitar este lugar, y no lamento su decisión, ni la mía de haberme unido al paseo. Mi padre comparte muchas características de su tribu de origen, incluyendo una pasión por el mar. Los británicos llegaron a controlar las vías marítimas del mundo entero desde un pequeño punto en el mapa. Desde una temprana edad, recuerdo ver a mi padre armando barquitos de madera con sus herramientas. Entraba en un trance como si estuviese invadido por los demonios de la carpintería, observando cada detalle quitando minuciosamente cualquier imperfección en su obra maestra. Hasta nos hizo una nave de tipo destructor para nuestros soldados de juguete. En Lunenburg, lo esperaba un barco muy especial que lo estaba llamando por varios años.

Inmediatamente al llegar al pueblo, buscamos en el centro algún lugar para dejar el coche y seguir nuestro paseo a pie para conocer mejor el lugar. Este lugar no sólo fue el primer asentamiento inglés fuera de Halifax, pero fue reconocido por un centro importante en la construcción de barcos y a la vez un puerto clave en esta parte del Canadá. Hoy en día, el turismo es su pan de cada día como muchos de los lugares más bonitos en esta provincia, acogiendo miles de visitantes anualmente.  El centro es un reflejo de su arquitectura y diseño civil único, esparciéndose a lo largo del malecón, con muchos hoteles y hostales típicos contemplando la bahía. También hay cualquier cantidad de restaurantes preparando una variedad de platos típicos de comida del mar, aunque ofrecen al igual la opción de un menú alternativo para los que prefieren las delicias del mundo terrestre. Se pueden visitar varias galerías de arte, tiendas de recuerdos y museos para educarnos de la importancia del mar y nuestros intentos para domarlo.

Mi padre parecía un niño en el amanecer del Día de Navidad, buscando su regalo en el puerto, el Bluenose (la nariz azul más famosa). Este barco es sin duda la atracción de este pueblo cuando uno está paseando fuera de casa. El Bluenose era un barco de pesca y carrera que se enfrentó a campeones americanos, ganando en varias ocasiones volviéndose invencible en su categoría. Sus grandes triunfos junto con su belleza transformaron esta nave en un icono nacional para su gente. La tripulación y su equipo de ingenieros decidieron después de varios años hacer ciertas modificaciones dejándola a punto (como lo hacemos muchas veces con esas actualizaciones que nos aparecen al encender la computadora) creando ahora el Bluenose II. También se está planeando la creación de un Bluenose IV mismo considerando que la época dorada de estas preciosas bestias – en el mundo de los veleros, éste es el rey – ya entró en la historia.

Los Bickford y la Nariz Azul II

Si de alguna manera sus viajes por el planeta cuentan con Nueva Escocia como destino, Lunenburg debe ser el primer lugar después de Halifax. Si por algún motivo nuestro superestrella marítimo se encuentra de viaje firmando autógrafos a sus fans más queridos, aún queda mucho por ver y probar en este precioso pueblo. Me encantaría volver para pasar algún tiempo en el verano, tomando un taza de té o caminando a la orilla del malecón viendo al sol despedirse del día, porque tiene que ir a iluminar otros lugares con su calor. Es sin lugar a duda una gran experiencia para aprender mucho sobre la historia de la pesca, el diálogo complicado intercultural que una vez existió y divertirse en familia un buen rato.

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