Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 9 de diciembre de 2012

Conozcamos el canadiense


Este fin de semana, decidí que deberíamos seguir por el mismo camino educativo que recorrimos la semana pasada repasando expresiones canadienses. Tengo el gran placer de decirles que todos aprobaron el curso (no sabían que los estaba vigilando) y ahora necesitamos ir más allá del habla.



Para poder pasar desapercibido dentro de una cultura con tradiciones distintas, siempre he considerado útil saber un poco más sobre su realidad, tal como: lo que realmente impacta su vida cotidiana, qué actividades le gusta al pueblo, lo que uno debe evitar decir, el protocolo nacional para afeitarse y tal. Lo que sigue a continuación, son ciertos elementos – sin ningún orden importante, pues todos lo son – explican porqué el canadiense es como es.

      1.     La naturaleza, el jardín de Edén canadiense

Gran parte de nuestra población es urbana (más del 80% de nosotros vivimos en ciudades). Nuestro combate diario se hace entre enormes edificios de concreto y torres de cristal, mientras transitamos en metros, buses y trenes con nuestra taza de café Tim Horton’s en la mano, dándonos el empuje para empezar un largo día en la oficina. Figuramos entre los ciudadanos más conectados en el planeta a redes sociales y telecomunicaciones, mismo teniendo poca competencia en el mercado de teléfonos móviles e Internet.

La mayoría de nosotros tenemos una actitud responsable y buena ética laboral, pero nos recompensamos con salidas al campo bien merecidas fuera de la ciudad con amigos, familiares o mismo solos. No nos importa si el clima afuera es de 30 grados ó 30 bajo cero. Nos encanta la naturaleza y todo el espacio que tenemos dentro de nuestras fronteras para escalar, patinar, practicar el canotaje, esquiar, acampar o cualquier cosa que se nos ocurra para estar afuera y desconectados de la tecnología que predomina esa otra vida que dejamos en casa.

      2.     El patriotismo tolerante

Durante el tiempo que viví en Europa y Latinoamérica, en muchos casos la bandera nacional tiene mayormente uso oficial y decora sedes gubernamentales. En otros casos, esa misma bandera simboliza un nacionalismo con grandes exclusiones. Si pensamos que aquellos días de guerras étnicas y raciales son cosas del pasado, estamos viviendo una realidad muy artificial y alarmante.

Se darán cuenta que colgamos nuestra bandera en lo más alto y en todas partes. Nuestra gente la lleva en gorros, camisetas, abrigos o hasta la colocan en el living, mayormente como un signo de amor por un país que acepta. Somos un país de inmigrantes – incluyendo los que vinieron desde Inglaterra y Francia a colonizar el Nuevo Mundo – y recibimos con mucho orgullos todos los que escapan de un país en persecución o simplemente buscan empezar una nueva vida.



      3.     Siempre hay tiempo para ser educado

Por lo general, los canadienses no somos extravagantes. Nos gusta la paz, la tranquilidad y el espacio personal. Seguramente estarán pensando: “Parece un país de jubilados.” Sabemos que algunos prefieren una vida más ajetreada, excéntrica y prácticamente agresiva y es por eso que les contamos para ellos con ciudades tales como Montreal, Toronto y Vancouver. Tenemos tanto espacio que podemos hacer todo un carnaval dentro de nuestras casas con nuestros amigos, sin molestar al vecino. Nos gusta en gran parte tratar a los demás como nos gusta ser tratados.

      4.     Todo se trata del hockey

En algunos países fundaron religiones, en otros grandes obras de arte y bueno… ya saben como va la historia. Para el canadiense, todo se basa en el hockey. Tenemos un equipo de la NBA, uno de Beisbol de las Grandes Ligas, un par de equipos en la MLS, pero también tenemos una enorme cantidad de Copas Stanley – el premio mayor en el hockey competitivo, dado por el mismo Lord Stanley. Con el hockey y el clima, es suficiente para que los canadienses pasen el día charlando. Un hecho que pocos lo saben, también salvamos al mundo de una invasión soviética al hacerlos papillas en el hockey sobre hielo en los años 70. ¡De nada mundo entero!

      5.     Salud social

Bueno, claro que nuestros hospitales ya no son lo mismo que eran hace algunos años. Nuestro sistema de medicina pública está sufriendo, pero aún brinda un servicio espectacular cuando se trata de una verdadera urgencia. ¿Los hospitales son gratis en el Canadá porque somos una manga de comunistas? Para nada. Pagamos impuestos cada año para mantener nuestros hospitales, nuestros médicos sonriendo y que los pacientes puedan ser dados de alta lo más pronto posible para irse a su casa. No hay nada mejor que salir de un hospital luego de una operación sin tener que pensar cómo pagar una factura exorbitante como en otros países.



Espero que esta segunda parte del curso les haya agradado. Si por acaso tienen alguna queja o quieren un reembolso, pueden presentarse en persona a la oficina de correos Canada Post en Peggy’s Cove que cerraron hace un par de años. Seguramente ahora tienen tiempo de sobra para ayudar al público. Gracias como siempre mis queridos amigos por sintonizarse nuevamente y nos vemos el próximo domingo.

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