Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

CLICK HERE TO READ BLOG ENTRIES IN ENGLISH <<<>>> CLIQUEZ ICI POUR LIRE LE BLOGUE EN FRANÇAIS

domingo, 26 de agosto de 2012

Mi Bella Vacación

Cuando ponemos juntos los conceptos de vacaciones y viajar, tendemos a hacer de lado completamente el aspecto de seguridad. Como consumidores, ya hemos perfeccionado ese instinto de cacería, vigilando precios, hoteles y alquiler de autos hasta que se presenta el momento de hacer el ataque armados de nuestra tarjeta de crédito. Esa emoción de salir a pasar unos días, olvidando momentáneamente la rutina aburrida, parece tener un efecto hipnótico sobre nosotros. Es la recompensa después de tanto sacrificio en la vida diaria. La búsqueda de la tierra prometida se concluye con una transacción seguida por el proceso de empacar maletas, esas grandes y fieles compañeras que cargan nuestra vestimenta turística. Ahora, nos concentramos en las arenosas playas, los buenos restaurantes y todo lo que comparta el propósito de relajación empezando por el momento en que cerramos la puerta que nos separará de la vida diaria. 

El paraiso está a un vuelo de casa

Muchos residentes de América del Norte huyen de las temperaturas polares esperando encontrar cualquier calor acogedor ofrecido en el sur – realmente, cualquier lugar sin osos polares o morsas bailando en la nieve que cubre todo. Cuando volví al Canadá después de haber estado fuera un largo tiempo, me sorprendió la cantidad de buenas ofertas con todo incluido, provocando darse una escapada hacia el Caribe. Los países más presentados en el mercado eran Costa Rica, Cuba, la República Dominicana – o como le dicen por acá, “The Dominican” – Jamaica – si queremos decirlo así, The Dominican, podemos llamar éste, Jamrock – México entre algunos de esos preciosos pedazos de paraíso tropical. Estos lugares nos atraen mucho, sobre todo cuando debemos caminar por veredas heladas con temperaturas aproximándose a 30º bajo cero, sin considerar el efecto climático que nos trae la corriente del viento proveniente del norte. En esa época del año, me ha pasado más de una vez por la mente pedir refugio político en el desierto del Sahara para no tener que pasar por el invierno. 

La verdad es que muchos no hacen planes concretos o investigaciones antes de viajar. ¡Palmeras! Me imagino que el razonamiento puede parecerse algo a este comentario: “¿Para qué me pongo a estudiar para MIS vacaciones? ¡Me preparo para no pensar en nada!” Me atrevo a apostar con el que sea – acabo de encontrar una fortuna de dinero de Monopoly escondida en una caja de zapatos – que los que se afilian a esta escuela de pensamiento seguramente jamás han escuchado las palabras: “Caso consular.” Si uno no toma las medidas y precauciones adecuadas, tales como leer guías completas, mirar documentales, o mismo buscar noticias de los lugares donde uno va a ir, se corre el peligro de descubrir la verdadera definición más temprano que tarde. ¡Hágase el favor a usted mismo de proteger su inversión como debe de ser!

En esta parte del mundo, muchas veces nos enteramos de ese gran viaje que resultó ser una pesadilla. He escuchado todo, desde adolescentes canadienses arrestados en Jamaica por querer volver con kilos de marihuana, alguna pareja que se topó con una paliza al aventurarse en un barrio donde no debían haber estado, o gente que pasa el resto de sus vacaciones en una cárcel por salirse de los límites de lo decente. Todos queremos divertirnos pero parece que la manera de realizar ese bienestar cambia de una persona a otra. Sólo porque dejamos nuestro hogar no significa que debemos apagar ese botón que nos hace algo “civilizados.” No se trata de Las Vegas. Lo que pasa en las vacaciones no se queda simplemente allá. Al contrario, puede que su estadía se prolongue un tiempo más en una cárcel poco acogedora, conociendo a fondo aspectos de una cultura que uno no se esperaba en el momento de conseguir el pasaje donde su agente de viajes. 

¿Cuando terminaran estas vacaciones?

Muchos países en vía de desarrollo tienen hoteles espectaculares brindando servicios de alta calidad a sus huéspedes. No obstante, uno siempre debe considerar que la mayoría de los trabajadores no pueden ni imaginarse tomar un día de descanso debido a su salario que les permite únicamente sobrevivir. En algunos países, ni se les permite salir. Encontrarán en algunos países que la gente se acerca para pedir un obsequio, pero en otros, simplemente toman lo que quieren del visitante inocente – seguramente no les gustará estar al otro lado de ese intercambio cultural. Hagan un poco de tarea antes de viajar para saber qué lugares visitar y sobre todo, cuales evitar. Estas no son recomendaciones si no precauciones. Haciendo esto como rutina siempre me ha garantizado unas buenas vacaciones, contribuyendo a la diferencia entre una buena inversión y un tremendo arrepentimiento. ¡Gracias como siempre por su atención y felices vacaciones a todos!

domingo, 19 de agosto de 2012

¿Quieren Los Españoles A Los Latinoamericanos?

Una pregunta que me han hecho a menudo es la siguiente, “¿Los españoles quieren u odian a los latinoamericanos?” Es muy dificil contestar de una manera simple. La hispanización de las Américas fue un proceso tradicional dentro de los ejemplos de la colonización en la historia, el cual comparte muchos aspectos con el final de una guerra. El ganador impone su cultura, tradición y religión buscando el asimilar al Nuevo pueblo bajo la bandera del imperio. ¿Y por qué no? ¡Ganaste! Debemos recordar que rara vez hemos visto un ejército invasor ser recibido con un enorme abrazo. Con el paso de décadas sumando siglos, la cultura del conquistador evoluciona hasta el punto de llegar a parecer un invasor, aunque no parezca una imagen calcada. 



En mi corta estadía en Madrid, no fui victima de ningún tipo de racismo o xenofobia. Mi aspecto físico no comparte nada en lo absoluto con el estereotipo del canadiense que el mundo entero se ha formado, el cual es: ser rubio, de ojos azules y un color de piel parecido a un tempano de hielo. En lo personal, eso me parece más escandinavo, pero todo mundo fuera del Canadá se ha puesto de acuerdo, esto también podría ser considerado racismo por gente más sensible. Hablo castellano prácticamente como un sudamericano. Al conocer gente durante este viaje, siempre buscaban identificar de que país hispano podría ser hasta que de repente, les contestaba que era canadiense, algo que no podían creer. “¡No puede ser tío! Pero si hablas el español perfectamente hombre!” Supongo que podemos estar de acuerdo que soy el mejor ejemplo en que los estéreotipos suelen ser inútiles en algunos casos. Mismo cuando la gente pensaba que yo era latinoamericano, siempre me sentí bienvenido en su país y tratado de manera justa. 

La única excepción, fue una tarde en la que estaba en un bar conversando con nuevos amigos. En la mesa contigua a la nuestra habían unos tres jóvenes españoles bebiendo cerveza, compartiendo una buena tarde después del trabajo para reconectar. De repente, escuché que empezaron a hablar de los latinoamericanos cuando uno dijo: “¡A mí me encantan los latinos! ¡Son muy serviciales y saben cual es su lugar!” El problema más grande del idioma es que siempre puede ser interpretado como es más facil de entender para uno mismo. Todos tenemos personas que hemos conocido a lo largo de nuestras vidas pero no podemos pretender saber todo lo que pasa por la mente de otra persona. Me sentí tremendamente ofendido por tal comentario por la afinidad que tengo por esa parte del mundo, ¿pero podía yo realmente estar seguro que fue un comentario con malas intenciones? O quizás ellos pensaban que su propio pueblo no ayudaba o simplemente que abrían la boca sin pensar antes lo que iban a decir. 

Tampoco puedo decir que durante el tiempo que viví en Latino América, todos hablaban con tremenda admiración del glorioso pueblo que habitaba la Madre Patria. El mundo se está volviendo cada día más conectado, lo cual hace sentirme convencido que empezaremos a aprender más de otras culturas diferentes a las nuestras. Todos tenemos nuestro lado negativo que contribuye a limitar nuestra forma de pensar y de ser, lo que me lleva a pensar que el racismo y la xenopfobia son productos de la ignorancia, quizás el aspecto más peligroso de nuestra forma de ser. Alguien que ha pasado toda su vida dentro de la misma ciudad o país se siente muy cómodo con su realidad. No han tenido que pasar grandes desafíos, obligados a partir con las costumbres de su propia familia para probar suerte en tierras ajenas. Los que saben, lo saben bien y no existe nada mejor. Es por eso que cuando un colombiano es confundido con un venezolano, un canadiense con un americano, un catalán con un español, nos sentimos ofendidos. ¿Cómo nos pueden confundir con alguien que no somos? Comemos, respiramos, sudamos, lloramos, de la misma forma que nuestros compatriotas y eso no se confunde. 



España se volvió un lugar donde ecuatorianos, colombianos, argentinos, paraguayos… bueno, entienden la idea… van a probar suerte. Cuando tomamos nuestras maletas para dejar nuestro país, se debe normalmente a la falta de oportunidades donde vivimos y sentimos que podemos volar más alto en otro lugar. La mayoría de los que migran lo hacen por este motivo y no por aburrimiento de vivir en una mansión de 12 habitaciones y ser servido por su mayordomo. Como consecuencia de la llegada de esta gente, algunos los reciben con brazos abiertos pues tomaran los cargos que ningún español quiere hacer, mientras que otros se sienten invadidos debido a sus preconceptos que definen lo conocido. Como latinoamericano, encontrará que hay gente acogedora y gente hostil, lo mismo que en su país de origen al acoger un extranjero que decidió venir a instalarse.

domingo, 12 de agosto de 2012

Sevilla, No-madeja-do

Luego de un paseo provechoso por Madrid donde me hice nuevos amigos y visité las mejores universidades, llegó la hora de partir para Atocha. Ese lugar es el puerto de partida hacia el sur del país para los que viajan en tren o en bus. Por aproximadamente $60 americanos, conseguí un asiento abordo del AVE – el tren de alta velocidad RENFE – rumbo a Sevilla. Por este medio, el desplazamiento se hace en unas 3 horas y media. Al llegar a mi destino, me encontraría nuevamente con un muy querido amigo de la época en que viví en el Perú, Alejandro Alves y su linda familia. Cuando terminaron su misión con Telefónica en Lima, también volvieron a su centro operativo como lo hicimos nosotros. 

La Giralda, en Sevilla

La velocidad en la que me trasladaba de una ciudad a otra, no me permitía ver absolutamente nada del paisaje en el camino, que de todas maneras estaba sofocado bajo una gruesa sábana nocturna. Me imaginaba el aspecto estético de Sevilla. Suponía que la arquitectura iba a ser similar a la de Madrid y los preciosos edificios coloniales que se pueden ver en América. Siendo la cuarta ciudad más grande del país, no pensaba que encontraría menos esplendor en comparación a Londres, París, Roma – todas estas ciudades aun me quedaban por conocer – o mismo Madrid. El propósito de este tramo de mi viaje era más que nada aprovechar el reencuentro con mi querido amigo después de 3 años. Me di cuenta en ese momento de lo rápido que puede pasar el tiempo. Después de una corta escala en Córdoba (nuevamente, no mucho que ver por la ventana en la oscuridad), Alejandro y su padre, Adolfo, me recibieron con los brazos abiertos. 

En los días a seguir, Adolfo y Alejandro fueron mis guías para recorrer la ciudad. Aprecié mucho la compañía de Adolfo quién explicó cada milímetro de su ciudad con un gran orgullo, desde las torres de oro y plata hasta el lema de la ciudad, “Sevilla No-madeja-do” que se podía ver en todas partes. Sólo era cuestión de abrir los ojos para darse uno cuenta que todo lo que pensé acerca de la apariencia de la ciudad era equivocada. Una increíble historia de cientos, casi miles de años, me rodeaba. El casco antiguo es uno de los más grandes de toda Europa, el cual incluye varios edificios que son patrimonio mundial de la UNESCO. El más imponente de estos, es sin lugar a duda, la Giralda, la cual se puede ver fácilmente a distancia. Este majestuoso edificio comparte un parecido a un minaret, haciendo que el visitante se sienta como si estuviese paseando en alguna ciudad musulmana en el norte de África. De hecho, originalmente sirvió como parte de una mesquita construida por los moros en la época de Al-Andalus y así permaneció hasta la fecha después de la Reconquista. 

Al acercarse a la Giralda, se nota que era un minaret que fue convertido en un campanario y hace parte de la catedral. Lo más curioso es que los cimientos y las estructuras soportando la construcción de la catedral siguen siendo las típicas de una mesquita pero las decoraciones por dentro son cristianas, incluyendo altares, imágenes y otros elementos decorativos. Los materiales usados para crear muchos de estos artículos que acabo de mencionar fueron oro y plata traídos del Nuevo Mundo. ¿Qué hubiera sido de América Latina si toda esta riqueza hubiera permanecido en su lugar de origen? Muchas de las vírgenes y altares pesan mucho más de lo que nos atrevemos a imaginar y en Semana Santa, se pasean por las calles de la ciudad reviviendo año trás año un rito sagrado para el pueblo sevillano. Es una tradición muy valorada que sigue siendo pasada de una generación a otra. Me pareció fascinante el apego del andaluz a sus raíces que, aunque el español ha dejado de ser igual de creyente que los Latinoamericanos, sus tradiciones fundamentadas en la religión no corren el riesgo de desaparecer. 

Alejandro, mi querido guía de turismo

Desafortunadamente, el tiempo que pasé en Sevilla fue limitado para poder conocer más acerca de su historia para satisfacer mi curiosidad. Tuve tiempo para rezarle a la Virgen de la Macarena, visité las cedes de la Expo 1928 y 1992 y los Archivos de las Indias. La diversidad cultural en ese país fue algo que no me esperaba y empecé a darme cuenta que muchos pueblos (tal como lo había mencionado en una entrada anterior) forman el Reino de España. Muchas de las colonias parecen haber sido éxitos para formar una identidad nacional más consolidada que en la Madre Patria. Esperaba poder tener tiempo en otra oportunidad de volver a la península ibérica para conocer mejor los demás pueblos que forman parte del reino y su historia.

domingo, 5 de agosto de 2012

España, La Madre Patria

España inició como el primer umbral hacia América poco después del año 1492, cuando Colón partió hacia el Nuevo Mundo. El día recordando el famoso desembarque en tierras nuevas al otro lado del charco fue tan monumental que se sigue conmemorando el 12 de octubre de norte a sur, (con algunas excepciones por ejemplo, el Canadá) llamado en los EE.UU. “El Dia de Colón”, en varios países de Latinoamérica “El Dia de la Raza”, en España “El Dia de la Hispanidad” entre otros. Aunque nuestro querido Cristóbal y sus fieles seguidores no lograron llegar a Las Indias, la que era la idea principal, pero establecieron todo un legado a una región completa. Gran parte de América latina y del Caribe hispanos trazan sus raíces culturales de la Madre Patria – mismo cuando muchos desmienten este hecho – agregando a esto, azúcar proveniente de culturas autóctonas. 

El mundo no es plano como una tortilla

Mi primera aventura en España fue durante la temporada de invierno en el 2004, con el propósito de visitar universidades donde seguiría mis estudios de posgrado en derecho internacional. En Ontario, normalmente tenemos una semana de vacaviones en febrero llamada “Semana de Lectura”, que utilicé como el momento perfecto para hacer ese viaje. Disponía de un interés profundo sintiéndome Sudamericano – una afiliacion desarrollada por el tiempo vivido en ese continente – y mis conocimientos culturales e históricos de la Made Patria eran estríctamente didácticos. Además, algo de España forma parte mí, siendo que Castilla y León figura dentro de mis raíces ancestrales por parte de mi abuela materna. Era poco decir en ese momento que estaba emocionado de poder hacer ese gran viaje. 

La etapa inicial del viaje fue en Madrid, la capital ubicada literalmente en el centro geográfico del territorio español. Al llegar, me sorprendío la ciudad que en términos europeos, es una urbanización con construcciones nuevas. Ésta era, simplemente un pequeño pueblo cuando el Rey Felipe II instaló su palacio real allí, al salir de Toledo, pero el boom realmente se sintió en el siglo XVIII en la época de los reyes Borbones – y no, esta familia real no tenía nada que ver con el whisky de Kentucky o Tennessee, aunque seguramente eran veteranos en la cultura del trago. Un paralelo muy interesante es que muchas de las edificaciones coloniales en América latina comparten un parecido alucinante con la arquitectura madrileña. Después del eterno exilio en el Canadá, me sentí como si hubiese vuelto a una capital Sudamericana porque muchas construcciones me recordaban el centro de Santiago, de Lima y de la Ciudad de México. 

Mi primera impresión de los madrileños fue de pensar que son personas muy nerviosas. Para la gente que jamás ha estado en esa ciudad, uno puede sentirse odiado por los residentes. Tomé un taxi en La Castellana y al cerrar la puerta, el taxista me acogió de manera agresiva y vulgar, comentando “¡Los extranjeros siempre cierran la puerta como bestias!” – le bajé al tono del comentario inicial. Poco después de este intercambio incómodo, continuo haciendo ruídos de frustración, quizás debido a mi presencia, resignado de tener que conducir turistas mismo si le pagaban por hacerlo. No fue cuestión de mucho tiempo, quizás unos 15 minutos, hasta que volvió a hablarme de su bendita puerta y respondí que parara su taxi y me dejara salir. Me negué a pagarle por el corto trayecto, explicándole que me rehusaba a pagar por un servicio tan pésimo y su actitud indignante. Espero que este caballero haya aprendido algo en cuanto al respeto. 

La preciosas calles de Madrid

No puedo decirl que todos fueron tan desagradables. Ese comportamiento es algo que considero como el síndrome capitalino, donde los residentes en esta ciudad viven un ritmo agitado. Podría ser que era demasiado el estrés de tener que equilibrar la política, la economía y la cultura de un pais. Sin embargo, conocí mucha gente tremendamente agradable quienes compartían mucho del comportamiento acogedor, simpático y alegre de los latinoamericanos. La similitud era impresionante. La gran diferencia era sin duda el idioma. Los latinoamericanos suelen desarrollar mucho las ideas en sus comentarios y suelen armarse de explicaciones en cambio los españoles prefieren ir directo al grano. Al no tener costumbre de esa forma de ser, uno suele sentirse amenazado por la falta de protocolo. Luego, fui a descubrir Sevilla.