Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 21 de abril de 2013

Barcelona – La Ciudad Condal


Mi primer viaje a Barcelona fue uno de reconocimiento estratégico. Como estaba contemplando la idea de pasar un año fuera, debía hacer mis tareas de buen inversionista haciendo un trabajo completo de investigación. Dentro de todas mis búsquedas referente a programas en ciencia política, me quedé muy impresionado con la calidad de educación potencial en la Universitat Pompeu Fabra antes de dar ese gran paso para cruzar el charco.

Barcelona desde Montjuic

Barcelona es la segunda ciudad de mayor población en España, un motor potente de la economía nacional y un importante centro cultural. Esta ciudad es el corazón de una cultura nacional única y diferente al resto de las otras dentro del Reino Español. Realmente se siente un toque de cierta elegancia que contagia a cualquier visitante, llevándolo a adoptar frases como “si us plau” como lenguaje propio. Mauro, un amigo argentino que hice allá, creo que articuló la mejor definición de lo que es esta ciudad: “Cuando uno camina por esta ciudad, uno siente como si estuviese viajando por el tiempo.”

La Plaça de Catalunya, una plaza que viste fuentes y jardines como si fuese la túnica de un elegante rey, es considerada por mucho como el centro de esta metrópolis. En este lugar, lo antiguo – el barri gòtic – se envuelve con lo nuevo – l’Eixample – en un tango armonioso de generaciones. Las comunicaciones principales de la ciudad se encuentran también en un abrazo recorriendo cada esquina de la plaza, guiando al Catalán hacia las afueras de su jurisdicción pasando frente a obras arquitectónicas de Antoni Gaudí y Lluís Domenech i Montaner, consideradas Patrimonios de la Humanidad.

El barrio gótico es una de las zonas históricas mejor conservadas reflejando su época que he visitado. Al pasear por allí, uno no necesita mucha imaginación para visualizar lo que hubiera sido vivir en el siglo XXII, si no fuera por el Catalán elegante hablando por su móvil o las legiones de turistas con sus cámaras digitales. Encontrará dentro de este casco antiguo que la Catedral de Barcelona continua siendo un santuario religioso con una congregación vibrante al caminar por las calles angostas como el Carrer del Bisbe Irurita.

Carrer del Bisbe Irurita, Barrio Gótico

Barcelona es sinónimo perfecto de variedad. A la hora de la cena, uno puede degustar platos de cocina española, internacional o hasta Macdonald’s – un lugar donde no encontraría a ningún Catalán si no fuera por los helados. Recorriendo el Passeig de Gràcia, encontrará como único obstáculo su cuenta corriente y tarjeta de crédito frente a todas las opciones para sus compras. Tampoco se le olvide pasar por el Camp Nou para visitar el Museo del Barça o, con suerte, asistir al famoso clásico ante el Real Madrid.

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